Mi hija, como
todas las hijas a los ojos de sus madres, es simplemente maravillosa.
Enamorada de la
arena y los toboganes, de camiones de bomberos, tractores y excavadoras. Fan de
cocodrilos y dinosaurios, de jugar a los monstruos y al escondite.
Constructora de
torres y garajes de LEGO, cocinera experta y catadora de helados (de plastilina).
Cantautora impredecible
y pianista en ciernes, aunque también le gustan la guitarra y la pandereta.
Parlanchina en castellano, y cada día más en danés (un poco a mi pesar).
Escaladora de
montañas de cojines y medalla de oro en gimnasia modalidad colchón de mamá.
Ciclista amateur. Nadadora con spaguetti en la piscina. Futbolista de pasillos. Funambulista de bancos y medios muros.
Exploradora de bichos, ranas, lagartos, caracoles, gusanos y cualquier cosa que se mueva. Coleccionista de piedras.
Exploradora de bichos, ranas, lagartos, caracoles, gusanos y cualquier cosa que se mueva. Coleccionista de piedras.
Pintora ocasional
(menos de lo que le gustaría) en cartulina de colores. Dibujante de peces y
fiestas de cumpleaños.
Amiga de sus
amigos pero sobretodo de sí misma. Humorista precoz. Apasionada de los hotdogs,
los pancakes de plátano con miel y el zumo que mamá no le deja beber.
Niña de mamá
(para orgullo de una servidora) en el mejor de los sentidos. Cariñosa cuando le apetece y rotunda
cuando no.
Divertida, amable, risueña, creativa, inteligente, aventurera, empática,
valiente, atenta, testaruda, decidida, incansable, payasa, cuidadosa, independiente,
vivaz. Mi niña linda. Tantos adjetivos y siempre me quedo corta.
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