viernes, 15 de abril de 2016

Sonrisas y lágrimas

Hoy he tenido un ratito libre (me he quedado en casa) y he empezado con la decoración para el primer cumpleaños de la peque. Y eso, y el hecho de que estoy en esos días, me he puesto muy sensible. Un año. Sí, cada post empieza igual, me doy cuenta. Pero ¡UN AÑO!

Y el troll ya más o menos dice su nombre. Por un lado es cierto que tiene un nombre fácil de decir para un bebé, con muchas vocales y sólo una consonante, también de las facilitas. Por otro lado cabe la posibilidad de que papuchi y yo lo estemos imaginando, supongo...
También se sigue señalando a sí misma y diciendo "papa" así que es obvio que aunque diga cosas, aún no entiende el significado.

La semana pasada la pillé subiendo escaleras a gatas, por primera vez. Había subido escalones individuales antes, pero yo nunca la había visto subir escaleras. Bajar ya fue otra historia, e iba de cara hasta que llegué y me puse a 4 patas con ella y bajé marcha atrás... y entonces la peque me imitó y bajó también. ¡Qué subidón de adrenalina cada vez que una puede enseñarle algo! ¡Y qué feliz se puso mi peque cuando vió que había bajado sola!
(los días siguientes ha preferido subir y bajar de pie, de las manos de mamuchi. Sí no subí y bajé esos 4 escalones 20 veces, no lo hice ninguna!)

Me doy cuenta de que cada vez se hace más difícil intentar dejar constancia de todas las cosas nuevas que va aprendiendo. Realmente es un contínuo y casi todo ocurre de manera progresiva y cuando no, siempre se me olvida apuntarlo en algún sitio. Además cada día se me da peor esto de escribir. Es como que no estoy inspirada, pero me obligo porque sino me olvido. 

Y luego la gente parece tener la fecha exacta de cuando salió el primer diente (¿qué es salir? ¿aparecer por la encía? ¿que esté todo el diente fuera?), cuando gateó por primera vez, cuando dió el primer paso, dijo la primera palabra (de nuevo, ¿qué consideramos una palabra?)... pero bueno, tengo que aprender a dejar de compararme con todas las demás (¡maldito Instagram!).

Yo sigo disfrutando todo lo que puedo de cada momento. Los últimos días a la peque le gusta que nos sentemos estiremos acurruquemos en el puff y miremos libros juntas y mamuchi no podría ser más feliz. Esos momentos son oro y no los cambiaría por nada.

Por desgracia, la ansiedad por separación ha vuelto a aparecer por las mañanas. Yo creo que tiene que ver con el hecho de que el miércoles la dejé a las 7am y cuando llegué a casa por la noche (tuve un día muy largo) ella ya estaba dormida y no me vió hasta la mañana siguiente. Dejarla allí el jueves fue muy duro, con la peque agarrándose con todas sus fuerzas a mi ropa o al pelo, y hoy aún ha llorado bastante. Sólo podemos esperar que vuelva a acostumbrarse después del fin de semana. Paciencia. 

En fín, vuelvo a mi lista de tareas. En una hora recogemos al troll y tengo mil cosas que hacer antes de que la peque esté por casa. A ver si un día de estos me inspiro y puedo escribir un post bonito coherente de los de antes.


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