lunes, 15 de febrero de 2016

Todo llega

Ya vuelve a ser lunes. ¡Qué rápido pasa el tiempo cuando uno disfruta!

Cada día que pasa estoy más enamorada y anonadada con mi peque. Ayer tuvimos visita de unos amigos con su niña de 6 semanas, y ver al pequeño troll cogerle la manita delicadamente me derritió por dentro. Siempre le sonríe y se la ve super feliz mirando a Gal.la (la hija de mis amigos) y si no la estuvieramos controlando seguramente la achucharía y muy probablemente le haría mucho daño sin querer.

Y yo miro a Gal.la y no me puedo creer que mi niña haya sido así de chiquitita. Cabe decir que el pequeño troll nunca tuvo la carita típica de los bebés recién nacidos, siempre se vió un poco mayor. Y a las seis semanas, cuando la bautizamos, ya no parecía una recién nacida en absoluto, diría yo. Pero aún así, toda esa etapa de miedos, de inseguridad, de lágrimas... todo parece un sueño, irreal, como que está muy muy lejano y casi parece que nunca sucedió.

Ahora todo son risas (y algún llanto de la peque, pero pocos) y achuchones y cosquillas. Todo es jugar y explorar y no querer irse a dormir (de ahí los llantos). Sí, paso todo mi tiempo libre con mi peque, pero lo disfruto tanto o más que ella, aunque simplemente me siente a verla jugar. Tener la oportunidad de verla interactuar con sus juguetes y redescubrirlos una y otra vez es maravilloso. Saber que tú has creado a esa personita, que le has dado vida, es una sensación indescriptible. No se puede comparar con absolutamente nada en el mundo. Al menos, nada que yo haya experimentado antes.

El sábado estábamos jugando sobre unos colchones en el suelo, cuando la agarré de las piernas y la hice rodar, primero de la espalda a la barriga y luego al revés. Por lo visto le pareció divertido, porque al momento lo hizo ella sola. De la espalda a la barriga y siguiendo otra vez a la espalda.
Ella sola. Sin ayuda.

La peque nunca había hecho esto, al menos no premeditadamente, así que lo celebré y la aplaudí (lo que la llevó a repetir la operación una y otra vez). Y luego llamé a papi para que viniera a verlo.

Una parte de mí, en ese momento, se quedó un poco más tranquila. Los bebés "normalmente" aprenden a rodar antes de gatear y de andar. A menudo antes de saber sentarse. Pero mi peque fue rápida aprendiendo a sentarse, y eso combinado con que siempre odió estar panza abajo, causó que nunca llegara a hacer la croqueta (rodar de lado, esto es).

Entonces todo el mundo te dice que es importante que hagan esto y lo otro. E internet está lleno de videos del estilo "ejercicios para que tu bebé aprenda a rodar" o "enseña a tu bebé a sentarse" o "así enseñas a tu bebé a gatear".

Pues desde aquí, yo pregunto: ¿Y si confiamos en la capacidad de los niños de aprender a hacer estas cosas solos? ¿Y si les damos tiempo y dejamos de intervenir hasta que haya verdaderos motivos para hacerlo (en caso de un retraso del desarrolo real)? 

Todo esto está reflejado en la filosofía RIE (Resources for Infant Educators), creada por Magda Gerber. Por Navidad recibí unos cuantos libros sobre el tema que aún tengo pendientes, pero en general esta manera de educar implica principalmente:

- Confiar en las capacidades del bebé y permitirle desarrollarse a su propio ritmo, y no al nuestro.
- Observar sensitivamente para entender qué puede hacer por si sólo y en qué cosas aún necesita ayuda (a veces, si ayudamos al bebé demasiado rápido, estamos privándole de una oportunidad para aprender a hacer algo nuevo ella sola).
- Involucrar al bebé en las actividades cotidianas para que sean participantes activos y no receptores pasivos. "A ver, te voy a quitar el pantalón. Primero la pierna derecha... ¿Me ayudas a sacar tu pierna? ¿Puedes sacarla tú?". Importante también darles el tiempo necesario para intentarlo. 
- Un abiente seguro, tranquilo y estimulante.
- Tiempo de juego ininterrumpido. Y en esta línea, dejar que jueguen como ellos quieran y nunca intentar enseñarles a jugar, por ejemplo "Mira, la pelota se rueda así, ¿ves?". 
- Consistencia. Reaccionar siempre de la misma manera ante las mismas acciones, sin importar nuestro estado de ánimo. Comunicar nuestras expectativas y establecer límites claros. Que el bebé sepa lo que se espera de él para poder actuar en consecuencia. 


Pero esto de la RIE merece uno o varios posts en un futuro. Cuando haya leído bien los libros. Y así os explico :)




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