domingo, 2 de agosto de 2015

Como el rayo

Así de rápido evolucionan las cosas a veces.

Ayer fuimos de boda con la peque por segunda vez. Ella y Zacharias (un bebé un mes mayor que el troll) eran los únicos peques presentes y mi muffin se portó requetebien. ¡Cómo se llena una de orgullo en esos momentos! 
En la iglesia estuvo bien calladita, y durante la recepción y la cena estuvo a ratos despierta y a ratos dormida. Esto último es un lujo teniendo en cuenta la cantidad de ruido que había en la sala. El pobre Zach no pegó ojo, aunque sus padres (sentados a nuestro lado) se fueran turnando constantemente para intentar dormirlo o calmarlo. 

No fue del todo fácil, pero tampoco dramático. La verdad es que tenemos mucha suerte y nuestra niña es (por el momento) muy buena. Ahí está ahora, dormidita en el sofá. 

Y hablando con la mamá del otro peque, me contaba como hubo un par de semanas en que el chiquillo se desarrollaba a pasos agigantados. De un día para otro pasaban mil cosas.
Creo que nosotros estamos ahora en ese momento. Aquí los llaman tigerspring o salto de tigre, y el tercero suele pasar sobre las 12 semanas, i.e. ahora. El otro día hablaba de que se lleva cosas a la boca y cada vez lo hace más (también suele llevarse las manos a la boca, las dos a la vez con los puños cerrados). Reacciona a otros juguetes en general y está mucho más activa, expresiva y curiosa.

Pero lo que me tiene más feliz es, señoras y señores, la cabeza. Cada día se le da un poquito mejor (ojo, poquito a poquito) aguantar la cabeza, al menos en vertical. Si me la echo al hombro para eructar, sube la cabezita solita. Si la aguanto vertical, aguanta la cabeza erguida.
Aquí un Loki bobblehead
¡Al fín!

Para ser totalmente sincera, todavía es un poco bobblehead 
(como los monigotes esos que la gente a veces tiene en los salpicaderos del coche) pero ¡por lo menos va avanzando!

Papuchi y yo tenemos la esperanza de que en un mes más (para cuando viajamos) la peque ya tendrá mucho más control y será más fácil de manejar - como el pequeño Zacharías, que no necesita ningún tipo de asistencia y aguanta su cabeza bien erguida a todas horas. Sí, ya se que cada bebé es diferente y va a su ritmo, pero a girl can dream.

En otro orden de cosas, me he enamorado de los juguetes de Lamaze. Tanto, que estoy a la caza y captura de alguno que otro (es duro decidir pues hay muchos monísimos). Los diseños son geniales e incluyen cantidad de texturas, sonidos, materiales y colores brillantes.

¡Estimulando los sentidos a tope!

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