Así quedó la pequeña después de la visita con la enfermera |
La única manera de calmarla fue tumbándola en el cambiador (el cambio de pañal suele ser una experiencia muy positiva) y poniéndole toallas frías en la frente. Así pasamos un ratito y le fue bajando la temperatura. La desvestimos y con paciencia la puse a dormir.
Mis intentos de taparla con una sábana fina fueron en vano, pues últimamente todo lo que le cubre las piernas acaba arrugado a los pies de la cuna al instante. Se le da muy bien eso de destaparse. El resto de la noche pasó con normalidad y no ha vuelto a tener fiebre. Prueba superada.
Hoy hemos ido a visitar a Tina, la señora que se hará cargo del muffin cuando papuchi y yo volvamos al trabajo. Tiene un jardín con columpios y una caja de arena y un juguetes varios en casa. Tiene también un cochecito. Lo único que tenemos que llevar nosotros son pañales, biberones (la fórmula la compra ella) y ropa de recambio. Chupetes no usa, y tampoco tiene ningún juguete o mantita inseparable. Hemos conocido también a la pedagoga que lleva todo el tema de dagpleje en la zona y nos han estado explicando qué hacen y cómo se organizan.
La peque estaba muy cansada cuando llegamos y aún así ha estado sonriendo a las dos señoras extrañas, con lo cual tengo la esperanza de que la transición no será demasiado difícil. De hecho, estoy bastante segura de que será más difícil para mí que para ella. De todas maneras, se hace de manera muy gradual. Empezaremos a mediados de octubre y supongo que hacia finales ya hará jornada normal - más o menos de 7.30 a 16.
Me acabo de dar cuenta de cuantísimas horas va a pasar allí en comparación con las que va a pasar conmigo. Me voy a un rincón a llorar un rato.
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