jueves, 2 de julio de 2015

No es de color de rosa

He estado dándole vueltas a algo que dijo una de las mamás de mi grupo ayer. Nada más empezar, cuando apenas nos habíamos presentado, se lanzó: "Yo necesito empezar diciendo que la maternidad no es de color de rosa como la pintan".

Esta chica en cuestión ha pasado la treintena y ha tenido el bebé a través de un donante, ella sola. Siempre había oído - de amigas y parientes - lo maravilloso que es ser madre, y por ahora se siente desbordada y algo estafada con la experiencia.

Las personas tenemos que aprender a explicarnos mejor. Para muestra un botón:

"El parto puede ser horrible, pero al tiempo se te olvida". Se te olvide o no, ese momento (quien dice momento dice 22 horas) no te lo quita nadie. Una no vive en el futuro y durante las contracciones no va a estar pensando "uf, no pasa nada, se me va a olvidar en unos mesecitos". Una vive en el presente y va a estar cagándose acordándose de todo su árbol genealógico.

Y es que los peros niegan o al menos restan importancia a todo lo que les precede. En el caso en cuestión:

"La maternidad es dura, pero compensa". Así uno se centra inconscientemente en el "compensa" y no en lo inmediatamente más importante (porque sí, luego compensará, pero al principio la esperanza de ese futuro no ayuda).
No, señoras y señores... la próxima vez digamos: "La maternidad es dura. [PAUSA]. Ánimo, con el tiempo uno se da cuenta de que compensa".
De esta manera, las personas pueden intentar hacerse una idea de lo que se les viene encima, que no es poco. Y digo hacerse una idea, porque hasta que uno no está en medio del meollo, no sabe lo que es.

En nuestro caso las primeras semanas fueron una mierda muy difíciles. Entre que no entiendes el por qué de los llantos, que no duermes demasiado, que no sabes bien cómo coger al bebé, que no tienes tiempo ni de ducharte... y todo eso sumado a todas las emociones que acompañan, la preocupación, el estrés, el miedo, la inseguridad... no es tarea fácil. Y nosotros éramos dos. Pienso en tener que hacerlo sola y se me pone la piel de gallina, no me lo quiero ni imaginar.
Además de que nuestro pequeño troll es una niña relativamente fácil, porque sino... si empezamos a sumar cólicos o bebés velcro (de esos que necesitan estar pegados a alguien constantemente)... me canso sólo de pensarlo.

Y en esos momentos, supongo que habrá quien se centre en la esperanza futura de que acaba compensando. Y habrá a quien le ayude. Yo me decía a mí misma que Si llora es porque necesita algo. Es su única manera de comunicarse. No lo hace para molestar o porque sí, lo hace porque no tiene otra manera de conseguir lo que necesita. Por supuesto también pensé que con el tiempo mejoraría, que yo la conocería y entendería mejor y que podría anticipar sus necesidades (lo cual he empezado a hacer), pero el "compensa" no me suele pasar por la cabeza. A mí es que la palabra compensar no me gusta. Es como que lo estás poniendo todo en una balanza y cogiendo cada cosita buena y cada cosita mala y llevando la cuenta.

Casi dos meses después del parto, las cosas han mejorado mucho. Por supuesto que aún llora, pero mucho menos - porque la entendemos mejor. También estamos empezando a entrever un inicio de rutina que nos permite organizarnos y hacer algo de vida. Además, por fín ha llegado el verano y eso siempre hace que todo sea más maravilloso. Pero yo creo que lo mejor de todo es que ya sonríe con premeditación. No únicamente cuando se está quedando dormida o cuando se tira un pedo.

Y creedme cuando os digo que el momento en que tu peque te mira a los ojos y se rie, cuando haces un ruidito y te contesta (y luego se ríe)... ese momento es mágico.

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