miércoles, 11 de marzo de 2015

La importancia de un buen apoyo

Soy una mujer muy afortunada. Por muchas razones, pero entre otras por tener a papuchi a mi lado. Los que le conocen saben que es un sol de persona y los que no, pues ellos se lo pierden :)

Sin ir más lejos, hoy me llevó a clase. Eso es algo normal estos últimos meses, pero hoy implicó para él llegar a su facultad una hora antes, y tener que hacer tiempo una hora al salir para recogerme.

Ayer fue al super a hacer la compra y me preguntó si quería algo en especial. Le dije que no. Volvió con la compra, y un paquete de Kinder Schoko Bons.


Los Schoko Bons son mi chocolatina favorita. Ni Ferrero Rocher, ni Lindt, ni Caja Roja... Schoko Bons (soy así de fácil de contentar). Tal fue mi sorpresa (en parte porque estuve a punto de pedirle que me trajera una bolsa pero no lo hice) que me puse a llorar. De alegría pura y de lo maravilloso que es él.

Si necesito un masaje, me lo da. Si necesito que venga a levantarme del puff porque me he quedado patas arriba cual tortuga del revés, papuchi deja lo que sea que esté haciendo y viene. Si hay que darse un viaje en coche para buscar lo que sea que hemos comprado de segunda mano, lo hace. Y ni siquiera hay que convencerle, muchas veces no hay ni que pedírselo.

El embarazo es algo enorme. Sé que hay gente que dice erróneamente que no tiene mérito, que cualquiera puede quedarse embarazada y tener una criatura. Esa gente no tiene ni idea. Yo no podría hacerlo sola. Sé que hay gente que no tiene más remedio. Mujeres que en el mejor de los casos tienen el apoyo de su familia o de la comunidad donde viven y en el peor están absolutamente solas.

También las hay que no están solas, pero como si lo estuvieran. Mujeres cuyas parejas crean más problemas de los que solucionan, añadiendo aún más estrés e incertidumbre a una ya de por sí difícil situación.

Y mejor no hablar de las mujeres que desearían estar solas y no pueden escapar.

En días como hoy, cuando me paro a pensar y darme cuenta de todas estas cosas, no puedo más que suspirar y sonreír. Si creyera en Dios, le daría las gracias. En mi caso, prefiero agradecérselo al universo, al conjunto de momentos y personas que me han traído hasta aquí. A los que en su momento me rompieron el corazón, porque eso me permite apreciar lo que tengo ahora. A los que me apoyaron cuando el mundo me decía que estaba loca. A los que me han ayudado a cada paso y animado en cada reto.

A todos, gracias. Porque sin vosotros no estaría donde estoy, feliz e inmejorablemente acompañada.

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