martes, 28 de abril de 2015

Tic tac, tic tac...

**Aviso** Este post ha sido escrito bajo la influencia de cantidades ingentes de hormonas y puede resultar deprimente para el lector inexperto.

Mañana es el día. El día en que el pequeño troll debería ver la luz del sol. Pero yo no creo que se deje ver aún.

Ayer estuvimos de nuevo con la comadrona, quien confirmó que todo está perfecto y que la peque pesa alrededor de unos 3.6kg. Hay gente a la que eso le parece demasiado (a mí la primera), pero por lo visto es sólo 100g por encima de la media.

Nos dijo lo típico, que sólo queda esperar. Y que disfrutemos estos últimos días en que papuchi y yo sólo somos dos, porque se acaban pero ya. No puedo empezar a describir la inmensa tristeza que de alguna manera me invadió en ese momento, pero eso daría para una nueva entrada de blog de por sí.

El lunes tenemos otra cita (a no ser que se decida a venir antes) y a los 12 días de retraso normalmente se decide inducir.

Yo personalmente estoy un poco más asqueada cada día. De la cama al sofá, del sofá a la silla, de vuelta al sofá y a la cama de nuevo es irónicamente agotador. Todo empieza a sentirse como un síntoma de que el parto está cerca, pero nada lo es. Y eso de que los movimientos del baby se reducen porque tiene menos espacio es mentira cochina.

Esta soy yo varias veces durante el día y la noche
Puedo asegurar que a ratitos, el baby se coloca en posición de salida. Y en esos ratitos (sobretodo durante la noche) tengo que hacer pis cada hora/hora y media. No recuerdo la última vez que dormí una noche entera del tirón, y no tengo ni idea de cuando tendré la oportunidad.

La gente me pregunta si no estoy nerviosa, o asustada por el parto. No. He pasado de ansiosa e impaciente a bastante harta. Por supuesto que tengo ganas e ilusión por ver a la peque, pero la espera... la espera es lo peor. Es duro ocuparte las horas del día cuando apenas te puedes mover sin la sensación de estar a punto de hacerte pis/pos encima. Netflix está bien, pero también cansa. Leer cansa. Relajarse y descansar, cansa.

Apuf! Sé que cuando lleguen las contracciones me voy a arrepentir y voy a desear volver a estos días, pero ahora mismo la situación roza lo insoportable.

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