viernes, 29 de mayo de 2015

24 días después

Hoy es un buen día. No sé exactamente por qué, pero así es.

La enfermera vino de visita de nuevo. La peque mide ya 56 centímetros y pesa 4.2kg. Algo debemos estar haciendo bien, porque últimamente hemos estado intentando darle menos fórmula pero sigue creciendo con normalidad (así que debo estar produciendo algo más de leche).

Aún no tenemos establecida una rutina, pero ha dicho que es normal. Yo esperaba que para el primer mes ya podríamos (más o menos) darle de comer siempre a la misma hora y esas cosas... pero no.
Por eso es tan difícil tener visitas, porque nunca sabemos cuándo vamos a tener tiempo libre. De alguna manera siempre estamos improvisando pero ha pasado casi un mes y aquí seguimos, todos vivos aún. También es más fácil que hace dos semanas cuando de verdad no teníamos mucha idea de lo que estábamos haciendo y los llantos y las frustraciones eran más comunes.
Todavía es muy duro, sobretodo el dormir poco y mal, pero ha mejorado. Cabe decir que la época del año también está influyendo. Te levantas a las 4.30 o 5 de la mañana y el sol ya ha salido y eso no tiene precio. A las 9 de la noche, el sol sigue ahí. No puedo (ni quiero) imaginar cómo sería todo si en lugar de cielos azules fueran días grises, oscuros y lluviosos continuamente.

Además, hoy por primera vez en casi un mes he podido darme una ducha como Dios manda. Con mascarilla, depilación, exfoliación... el pack completo. Sinceramente, me he sentido como una persona nueva y distinta al terminar. ¡Qué lujo! Y mi cuerpo está poco a poco volviendo a la normalidad, aunque las estrías en el vientre se asegurarán de que nunca vuelva a ser el que era. Pero supongo que no pasa nada, porque yo tampoco soy la que era.

Yo a día de hoy, aunque me he visto
así desde hace dos semanas


Ayer también fue un buen día. Fuimos al hospital a hacerme un análisis de sangre y luego al hipermercado. La peque se despertó un par de veces, pero no hubo drama (parece poca cosa, pero para nosotros fue todo un logro). Luego en casa estuvimos escuchando música y bailando al son de Clapton, Presley, The Beatles y (hay que admitir) The Backstreet Boys, entre otros. Es otra buena manera de alimentar ese vínculo que día a día va creciendo. La verdad es que lo disfruté mucho, probablemente más que la enana.

Y así vamos, día a día (casi hora a hora), navegando las aguas de la maternidad. De momento, viento en popa a toda vela. 

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